Nacido entre los años 1864 y 1872, este campesino siberiano casi analfabeto se erigió en una personalidad religiosa célebre en la Rusia zarista ya en el año 1904. El mismísimo zar Nicolás II se interesó por aquel 'hombre divino' y le hizo una visita personal.
Con el tiempo, Rasputín fue ganando influencia en el seno de la corte, porque se creía que ayudaba al único hijo del monarca, el zarévich Alexéi, a luchar contra la hemofilia que padecía.
No obstante, en los años 1910-1911, Rasputín perdió su imagen de hombre justo y cayó en desgracia. Por la capital circulaban rumores acerca de su embriaguez, su libertinaje y sus peleas, así como de su capacidad para hipnotizar a las mujeres.
¿Santo o demonio?: se cumplen 100 años del asesinato de #Rasputín https://t.co/6L8PxUYcaP pic.twitter.com/vN1MZo6jTo
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 5 января 2017 г.
El 31 de diciembre de 1916, Rusia celebró, literalmente, la noticia del asesinato, la noche anterior, de Rasputín. En medio de la más profunda controversia terminaron los días del monje siberiano de "capacidades espirituales excepcionales", un hombre de gran influencia en la vida política de Rusia, además de "libertino e impostor".