"Rusia constituye una amenaza", dijo el ministro en una entrevista al periódico británico The Guardian.
El diario no precisa a quien atribuye el ministro esas declaraciones.
El jefe del departamento militar arremetió también contra los medios de comunicación rusos.
"Algunas veces la desinformación se divulga a través de Sputnik y otras mediante los canales de televisión, pero generalmente provienen de los parlamentarios rusos", indicó Karoblis sin ofrecer ningún ejemplo de esa supuesta desinformación.
Hoy por hoy, remarcó, "circulan informaciones de que Klaipeda (la tercera ciudad más grande del país) nunca perteneció a Lituania y que fue un regalo de (Iósif) Stalin tras finalizar la Segunda Guerra Mundial".
"Aquí hay un paralelo con la toma de Crimea (…) Estamos hablando de una amenaza a la integridad territorial de Lituania", puntualizó.
El diario británico ilustró su artículo sobre la "amenaza rusa" con fotos de los militares estadounidenses en los ejercicios que realizaron en Lituania en 2016.
La OTAN incrementó sus maniobras militares y sus tropas cercaro de las fronteras rusas.
Según el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, en una década el bloque bélico occidental aumentó ocho veces el número de sus fuerzas en las fronteras occidentales de Rusia.
Como ejemplo Ceponis se limitó a citar al líder político de los liberal-demócratas rusos Vladímir Zhirinovski quien supuestamente dijo el área oriental de Lituania debe pasar a formar parte de Bielorrusia y la parte occidental de Rusia.
"Vivimos en democracia por eso cada ciudadano británico es objetivo de la propaganda hostil", apostilló el militar lituano.
Rusia rechazó en reiteradas ocasiones las afirmaciones de que representa una amenaza para los países del Báltico.
Con el pretexto de luchar contra la "propaganda rusa" las autoridades de los países bálticos obstaculizan el trabajo de los medios de comunicación rusos.
En noviembre de 2016 la Comisión para la tele-radiodifusión de Lituania suspendió por tres meses la retransmisión del canal ruso RTR Planeta en el país.
Ese mismo año expulsaron a un equipo de filmación de otra cadena televisiva rusa.
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Desde Moscú calificaron estos hechos como un ataque a los valores democráticos y la libertad de expresión.
