"Cuando uno pone la tele, en cada programa se oye 'Rusia, Rusia, Rusia'", contó Ígor Efímov, decano de la Facultad de Ingeniería Biomédica de la Universidad George Washington.
"No sé lo que está detrás de estas acusaciones, si Rusia estuvo involucrada en eso o no. Pero me gustaría primero conocer los hechos", añadió.
De acuerdo con la agente inmobiliaria Líliya Rozhkova, al principio, sus amigos y colegas estadounidenses se burlaban de ella cuando aparecieron las primeras noticias sobre la "injerencia" de Rusia en las elecciones.
"Me decían: '¿Eres espía? ¿Trabajas para el KGB?'", recordó Líliya.
Sin embargo, con el goteo constante de nuevas acusaciones contra el país eslavo, las conversaciones fueron tomando cada vez un tono más serio.
"Diría que, durante los últimos meses, [los estadounidenses] mencionan más a Rusia. Antes de las elecciones eran más bien bromas, pero ahora, cuanto más les cuenta la televisión y la prensa, más comienzan a creer que esto puede ser verdad", explicó.
Víktor está convencido de que la idea de una "intervención rusa" es exagerada y el papel de Rusia se ha malinterpretado.
"Siempre me siento feliz cuando un comentarista estadounidense dice: 'Esperen un momento, hagamos una pausa y discutamos sensatamente lo que está pasando'. No se puede ver a agentes del KGB detrás de cada arbusto", señaló.
El padre Víktor destacó que las repetidas acusaciones en la prensa hacen que muchos tengan miedo de expresar sus opiniones.
"La histeria sobre Rusia en los medios hace a las personas más sensibles, a algunos no les gusta hablar de eso en público. Algunos temen por su trabajo. Es una situación muy triste en una democracia", lamentó.