"El responsable del resultado es el propio presidente, porque de él depende la estrategia que lo ha aislado, con niveles de aceptación de 9 a 12 puntos en los principales sondeos", señaló Aguilar Valenzuela, autor del reciente libro "La comunicación presidencial en México 1988-2012".
"Si mi conclusión es cierta, creo que el presidente ya se conformó con esos resultados al final de su mandato", indicó.
Así, de cara a los próximos comicios presidenciales de julio de 2018, Peña Nieto compromete el escenario para su propio partido, aseguró el experto.
"El presidente ha desistido de una de las herramientas más poderosas para romper esa tendencia, que sería un giro en el timón de su estrategia de comunicación gubernamental, que lo ponga en el centro de la pela cotidiana por la agenda en forma activa", apuntó.
La dinámica figura juvenil del mandatario permitió al longevo Partido Revolucionario Institución (PRI) volver en julio de 2012 a la presidencia, que perdió en el año 2000 por primera vez en siete décadas.
Esa decisión tendrá un impacto directo en la próxima campaña del candidato oficialista, que aún no ha sido designado, añadió.
"Será de nuevo una prerrogativa del presidente designar al candidato de su partido, apegado al antiguo ritual" del partido fundado después de la Revolución Mexicana de principios del siglo XX.
Explicó que "en política comparada, la experiencia indica que un presidente popular, a quien le va muy bien en su mandato, deja tablas (en empate) al aspirante a sucederlo entre sus filas, sin cargas en contra".
Por el contrario, "si le va mal, la sucesión de un político del mismo partido queda comprometida y complicada".
Parálisis
El tipo de eventos que realiza y los mensajes que pronuncia el líder mexicano "son radicalmente convencionales y no comunican nada, su diseño y contenido corresponden a otro tiempo", indicó Aguilar Valenzuela, intelectual de centroizquierda que se encargó de la comunicación presidencial de Vicente Fox (2000-2006), artífice de la primera derrota en la historia del PRI.
Los responsables de la comunicación gubernamental "se niegan a reconocer los nuevos tiempos, la condición actual de la ciudadanía, cada vez más crítica, y los cambios que tienen lugar en la relación de las audiencias con los medios tradicionales y las nuevas tecnologías", explicó el politólogo.
El presidente y su 'cuarto de guerra' comunicacional, "viven cercados, incapaces de salirse de las barreras impuestas por ellos mismos", añadió.
Peña Nieto ha mostrado una notable aversión a exponer su imagen y la pieza constante en la estrategia busca un solo propósito: "protegen al presidente de posibles situaciones de riesgo y lo aíslan en una burbuja de seguridad, alejado de la gente y la prensa".
No siempre fue así, porque en su época como gobernador del Estado de México —provincia que rodea la capital— y en su campaña por la presidencia, manejó en otros términos su comunicación, recuerda Aguilar Valenzuela.
El mandatario se habría ya resignado a ser uno de los presidentes más impopulares de la historia de México, comprometiendo así la permanencia del PRI en la presidencia.
Sin embargo, hacia el final de su Gobierno "ya no quiere arriesgar nada, piensa que su impopularidad es un mal menor, a tener que enfrentarse a las consecuencias de un cambio de estrategia", concluyó el politólogo.
Aguilar Valenzuela es también autor de una decena de libros, algunos de ellos sobre el rol de la sociedad civil.
