Reconocimiento mutuo
De acuerdo con Vladímir Popov, piloto militar emérito de Rusia, en las guerras y conflictos armados de hoy los vuelos rasantes se utilizan con el fin de romper las defensas aéreas enemigas.
"A altas velocidades y a bajas altitudes se puede pasar desapercibido por los medios de defensa aérea que suelen utilizarse por las unidades de las fuerzas terrestres", explicó a Sputnik el experto.
Según agregó, la aeronave se expone menos tiempo a las estaciones de radar debido a que puede 'esconderse' en los bosques y las colinas cercanas. De esta manera, el piloto tiene más posibilidades de sobrevivir y completar su misión.
A juicio de Popov, el caza Eurofighter Typhoon es una máquina de clase alta, pero que no ha revelado todavía todo su potencial.
"El territorio de los países Bálticos son un polígono escasamente explorado para los pilotos occidentales, es un nuevo posible teatro de guerra", prosiguió el experto.
Sin embargo, además de estudiar estas tierras, los aviadores de la OTAN recolectan información sobre los sistemas de defensa aérea, que "se encienden" cada vez que estos se acercan a la frontera. Los pilotos rusos, por parte, también estudian las características de los vuelos, el uso de los sistemas de contramedidas electrónicas, los sistemas de navegación y las frecuencias en las que se realiza la comunicación por radio.
No habrá explicaciones
Las actividades de la Alianza en los países Bálticos han aumentado considerablemente desde el comienzo de 2017. Los aviones de reconocimiento han intensificado sus vuelos a finales de marzo. Así, un E-3F Sentry —avión de alerta temprana y control aerotransportado— de la Fuerza Aérea de Francia realizó un vuelo de reconocimiento a lo largo de la frontera con la óblast —región— de Kaliningrado. Otra aeronave —el RC-135 británico— siguió la misma ruta el 23 de marzo.
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Sin embargo, el titular agregó que el despliegue de tales sistemas se lleva a cabo en todo el territorio de Rusia, "en contraste con EEUU y otros países que participan en actos de provocación" en las fronteras del país.
Las noticias causaron mucho revuelo en los medios 'mainstream' y los círculos políticos en Occidente. Recientemente la revista germana Spiegel informó que en el marco de la próxima reunión del Consejo Rusia-OTAN la Alianza tiene planeado pedir explicaciones acerca del redespliegue de los sistemas Iskánder.
"No habrá ningún informe al respecto", dijo Andréi Kelin, jefe del Departamento de Cooperación Europea de la Cancillería de Rusia.
Kelin subrayó que durante la reunión se abordarán los temas más agudos para ambos lados. A las autoridades rusas, por su parte, les preocupan los despliegues de los batallones rotatorios en Polonia y los países Bálticos.
Hospitalidad estonia
La decisión de desplegar los batallones multinacionales rotatorios en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia fue tomada en 2016 en la cumbre de la OTAN en Varsovia, a petición de estos países. Así, el convoy militar británico-estadounidense, formado por 550 soldados y 125 piezas de equipo, comenzó a desplazarse a través de la frontera entre Alemania y la República Checa rumbo a Polonia el 15 de marzo.
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Las unidades de las tropas británicas llegaron a Estonia a mediados de marzo. Se planea que el despliegue finalice en abril. Londres envió al país Báltico los tanques Challenger 2, los vehículos blindados de rodaje sobre orugas Warrios y aviones no tripulados de reconocimiento.
Una curiosa situación ocurrió con el último despliegue de las tropas francesas y británicas en Estonia. Resultó que el pequeño país no disponía de espacio suficiente para acomodar a los 'huéspedes'. De esta manera, el mando de las Fuerzas Armadas del país tomó la decisión de 'desalojar' a sus 600 militares de los cuarteles a un campamento de tiendas de campaña.
Las autoridades estonias ya han calculado que la construcción de unos cuarteles adicionales les costará 38 millones de euros. Para un país con el presupuesto militar de 477 millones es una cifra muy elevada.