La mujer de la guarda (Babel, 2016), "trata acerca de la infancia y el abandono en un contexto familiar, de crudeza, a través de una niña que nos relata cómo la infancia muchas veces es todo lo contrario a ese espacio ingenuo y seguro con que se tiende a relacionar", afirma a Sputnik su autora.
En @LaTornamesa con Ana María, qué belleza de lugar, 😍 pic.twitter.com/HmH7QKxzUg
— Sara Bertrand (@bertrand_sara) 25 de octubre de 2016
El miedo, la pérdida de la figura materna y la muerte, son los temas que atraviesan esta obra, donde la protagonista, Jacinta, una niña de siete u ocho años, debe cuidar a sus hermanos y levantar un alicaído hogar, en un rol que no corresponde a su edad.
"Esa es su grandeza, asumir su rol amorosa y calladamente; creo que Jacinta es una niñita que merece respeto por ese peso que carga sobre los hombros, y le tengo profunda admiración", dice Bertrand, que se inició en la literatura infantil como parte de su maternidad, en la década del 2000.
Las ilustraciones de "La mujer de la guarda", a cargo de Alejandra Acosta, logran sobrecoger, tranquilizar e inquietar a la vez, mientras traspasan las barreras del papel con un hipnótico color azul, una mujer y un caballo que custodian a Jacinta en su prematura soledad.
"No sabía que "La mujer de la guarda" estaba postulada (al premio); fue bastante sorpresivo, cuando me llamó María Osorio, mi editora, no me lo podía creer", recuerda Bertrand, que recibe esta repentina noticia con emoción y grata extrañeza.
Bertrand no escribe para niños y niñas, y no piensa en la infancia como su público objetivo, por más extraño y contradictorio que suene, ya que gran parte de sus libros son para este segmento.
"Cuando mis hijos crecieron y ya no les interesó escucharme dejé de escribirles, y comencé a hacerlo apegada a mis propias inquietudes", asevera la literata, que nunca planifica a quienes irán dirigidas sus historias.
La escritora confiesa que la misma niñez es una de sus temáticas más recurrentes, "como un tic sobre el que vuelvo una y otra vez, que me ha obligado a visitar mi propia infancia, donde siempre encuentro material para rescatar", expresa.
Asimismo, se inspira en asuntos cotidianos, que forman parte de su conversación y la "obsesionan", como el abandono, la memoria y las relaciones amorosas, que explora a través del arte, la lectura y diversas disciplinas de las que procura nutrirse a diario.
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La novelista cursó historia y periodismo en la Universidad Católica de Chile, para luego colaborar en diferentes medios de comunicación relacionados a la cultura e investigaciones.
Bertrand relata que su proceso creativo comienza con "una imagen, un humor, una emoción que pulsa por salir", que la envuelve hasta que logra terminar y dar forma a una historia.
"Es una sensación que te toma por completo", asegura.
"Me gusta pensar que las historias se narran para ser leídas o escuchadas, para acompañarnos a vivir; un buen libro siempre será un buen compañero de ruta", añade.
La Feria del Libro Infantil de Bolonia recibe anualmente a más de mil expositores y cuatro mil trabajadores relacionados a la cultura, provenientes de más de 60 países, que se dan cita en esa ciudad italiana para conocer las últimas novedades del rubro.