La torre se convirtió en un símbolo de la vanguardia rusa y, durante muchos años, fue el edificio más alto de la Unión Soviética, con casi 160 metros de altura. De acuerdo con el proyecto inicial, la estructura alcanzaría 350 metros, pero debido a la escasez de metal tras la Guerra Civil rusa, su altura fue reducida a menos de la mitad.
La estructura hiperboloide creada por Shújov se adelantó a su época y dio inicio a una nueva tendencia arquitectónica del siglo XX.