Por esta razón, en menos de veinte años, el precio del litio se ha cuadriplicado y ha generado en el mercado expectación de cara a un posible 'boom' financiero derivado de su extracción que beneficiaría a los tres países latinoamericanos que albergan reservas de este metal.
Una tonelada de litio se cotizaba a 1.670 euros en 1998, mientras que en 2016 la misma cantidad de este producto superaba los 8.000 euros, asegura el diario El Confidencial. A día de hoy, según datos del portal Metalary, esa misma tonelada de litio se vende en el mercado a 9.100 euros.
"En el marco de un incremento exorbitante de la demanda de litio, resulta claro que estamos frente a la aparición y posible consolidación en los próximos 20 años del nuevo centro energético del planeta", asegura Juan Carlos Zuleta, experto boliviano citado por el diario.
Lógicamente, la demanda de litio ha impulsado la producción de este producto, que en 2016 alcanzó las 35.000 toneladas. Para 2020 se espera que esa cifra aumente a 60.000 toneladas anuales, según proyecciones citadas por el medio español.
Bolivia, especialmente, debe seguir invirtiendo en tecnología y capacitación para sacar provecho de su posición estratégica, explica el rotativo. Evo Morales ya ha prometido invertir más de 900 millones de dólares para la industrialización soberana del litio, mientras el país andino espera a la apertura de la planta de carbonato de litio de Uyuni en 2018.
A la vista de este crecimiento sostenido, los tres países esperan que la burbuja no explote y que la posibilidad de que el litio sea una fuente de riqueza económica en el futuro no se desvanezca.