Los estudios han revelado numerosos artilugios de la época bizantina temprana y el establecimiento del cristianismo.
"Para la arqueología moderna de Rusia, ha sido la primera oportunidad de tocar la historia de la Tierra Santa, explorar el lugar que está estrechamente relacionado tanto con la cultura de la Europa cristiana como del Oriente islámico", aseguró Leonid Beliáev, jefe de la expedición y miembro de la Academia de Ciencias rusa, entrevistado por Sputnik.
Los arqueólogos vienen explorando las ruinas de la ciudad desde hace 150 años, pero los científicos rusos no han participado en el proceso desde hace más de un siglo, después de que dejara de existir la Sociedad Imperial Ortodoxa Palestina.
Las primeras excavaciones tuvieron lugar en 1891, pero no se reanudaron después de la revolución rusa. En 2008, la Autonomía Palestina devolvió una parte del territorio del oasis de Jericó a la propiedad del país eslavo, donde se decidió crear un complejo de museos y un parque.
Beliáev y sus colegas fueron capaces de detectar en el territorio del futuro museo varios edificios bizantinos, acueductos, cientos de monedas judías, romanas y bizantinas e, incluso, dinero de los países europeos de la época de las cruzadas, vasos sagrados y muchas otras cosas.
La atención de los expertos se posó sobre todo en un sistema único de suministro de agua y un sistema para su purificación. Además, los científicos han confirmado que en Jericó realmente se fabricaba azúcar. De hecho, han encontrado rastros de esta sustancia en el mosaico en las paredes del edificio donde se preparaba la miel de caña.