"Ser Madama no es un disfraz, es una costumbre de aquí, un deber ser, y todas las mujeres somos madamas, y madama no es porque nos vestimos en carnavales, es porque nacimos en El Callao y mantenemos esas costumbres", dice a Sputnik Nivis Yraima López, una habitante local que suele encarnar al personaje.
Llevando la batuta
Hasta la forma de atar el pañuelo esconde un mensaje, "las solteras, las que andan buscando novio, llevan un solo nudo, pero las más amarradas (con dos nudos), esas están casadas", cuenta Nivis López.
La Madama tiene su comparsa, un desfile con música que se hace después de la misa del domingo de carnaval, por eso comienza a las 12:00 hora local (04:00 GMT), y culmina cuatro o cinco horas después, pese a que se recorren solo dos manzanas.
En su comparsa, ellas van adelante, bailando al ritmo de los músicos.
Estos "son toda la gente mayor que alguna vez participó con trajes en el carnaval, personas de muchos años y experiencia", acota López.
Una vida de Madama
López participa en el carnaval de El Callao desde que nació; se inició en los brazos de su madre y al crecer se convirtió en formadora de jóvenes, "porque lo importante es resguardar nuestra tradición", explica.
Recuerda que cuando era niña la llevaban a las comparsas, en las que la fantasía y el color danzaban al ritmo del calipso, género musical originario de Trinidad y Tobago, muy popular en el sur venezolano.
"Hace 47 años empecé a disfrazarme y fui cantante en las voces blancas de la Nueva Onda" una agrupación de calipso famosa por la improvisación, señaló.
Comida caribeña
La comida que se ofrece por doquier durante el carnaval de El Callao no es la típica de Venezuela, sino una fusión de culturas caribeñas y europeas, incluso con un toque asiático.
Son numerosas las islas del Caribe representadas tanto en el desfile como en los aromas, Trinidad y Tobago, Haití, Barbados, Dominica, Santa Lucía, Jamaica, San Vicente y Granada, junto con el Caribe continental, como Venezuela, Guyana, Surinam y Belice; todo se mezcla.
Entre los principales ingredientes están el tamarindo, el limón, el jengibre, la leche, el aceite de coco, el pimiento, el cilantro y el masalá (mezcla de especias procedente de India y que llegó hasta este lugar desde Trinidad y Tobago).
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"Pero quien no coma dumplings (una suerte de empanada hervida con rellenos dulces o salados), no tome yinyabié ("ginger beer", cerveza de jengibre) ni monkypis (orín de mono, una bebida típica) no vino a El Callao", dice López.
Toda la familia
Nivis López y sus 11 hermanos participan del carnaval al igual que sus tres hijos, dos de ellos músicos y una dedicada a la confección de los trajes.
"Así vamos todos, de generación en generación se pasa y se vive la tradición; todas las familias del pueblo celebramos el carnaval de El Callao", dijo.
Patrimonio de la humanidad
En diciembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Para López es la mejor recompensa por el esmero y dedicación con que ha resguardado y promovido esta tradición.
"Lo más especial que me ha regalado Dios es haber participado en apoyar y traer la declaratoria de Patrimonio, una experiencia con la que me tocó ir a Francia y a Etiopía", añadió.
Este fue un motivo más de celebración colectiva este año, pues "todo el mundo danza, todo el mundo come, colabora y celebra", dice López.
En efecto, en El Callao el visitante no va a observar una carroza o una comparsa, sino a fundirse en el calipso y en los aromas de la comida, a compartir, en síntesis, la pasión de un pueblo que vibra al son que el carnaval le toca.