Actualmente, el banco está estudiando varias criptomonedas ya existentes como el bitcoin y otras, cuyo rasgo principal es su carácter descentralizado, es decir, es casi imposible de controlar por las autoridades financieras.
Pekín intenta evitar ceder este mercado emergente a las empresas privadas mientras que la población ya utiliza frecuentemente los pagos en línea en todas las transacciones. Hoy en día la mayoría de los chinos, para comprar una lata de cola, prefieren escanear un código QR con sus celulares que insertar una moneda en una máquina.
La moneda digital garantizaría al Banco Popular de China la capacidad de controlar riesgos en el sistema financiero y monitorear transacciones a escala de toda la economía, explica Duan Xinxing, el vicepresidente de OKCoin, una de las maores casas de cambio de criptodivisas de China.