"De Moscú también nos llevamos un montón de ideas (…), lo rojo de Moscú, a mí me gustan las casetas tan rojas", dice a Sputnik Gabriela Martín León, directora y coreógrafa de la Fundación Psico-Ballet Maite León a la que pertenece la compañía.
Las luces de Moscú que de noche se reflejan con varios colores en las fachadas fascinaron a los artistas de una compañía de cuatro personas que integra a dos jóvenes discapacitados, que estudian en la Fundación desde sus tres o cuatro años.
"La arquitectura me da mucha inspiración, los colores de las ciudades", relata Gabriela.
Los tintes luminosos de Moscú, afirma, hicieron un poco más llevaderas las bajas temperaturas del invierno ruso durante las excursiones.
Una de las artistas, Julia, recuerda que sobre todo le gustó la Catedral de San Basilio en la Plaza Roja porque se ve "romántica con sus colores vivos y luces".
Moscú, igual que Madrid, son dos ciudades grandes, dicen los artistas, pero en Madrid "solo hay dos o tres calles grandes" mientras Moscú les pareció "muy gigante, con muchas dimensiones".
"Me gusta mucho la grandiosidad de la ciudad", exclama Gabriela.
Sin embargo, las dos capitales comparten uno de los principales problemas de la sociedad moderna al que está dedicado el espectáculo —Obsolescencia Programada— que presentaron a los moscovitas.
"El espectáculo trata sobre el uso compulsivo de consumo, (…) adónde nos lleva este consumo tan absurdo", cuenta Gabriela.
Lamenta que en Madrid las calles estén llenas de personas con múltiples bolsas que circulan de una tienda a otra.
"A mí me parece un culto nuevo de dinero que yo no entiendo", suspira al confiar que ella misma no es muy consumista y no se desprende de su móvil roto porque "todavía funciona".
Obsolescencia Programada muestra que hay cosas más importantes que el consumismo, concuerdan los artistas, por ejemplo, las personas del entorno y los contactos humanos.
A la vez, la coreógrafa recalca que nunca piensa en las sensaciones de los espectadores mientras monta la danza y no tiene idea de cómo reaccionará el público.
"Es un espectáculo que te mueve un poco por dentro al principio, que te da un poco de amargura, pero la pieza final es como que relaja", describe sus emociones moviendo las manos junto al estómago.
La danza acompañada por la música alarmada parece una película de terror, la atención de los espectadores está clavada en cuatro figuras que se mueven revueltamente y transmiten este delirio al público.
"Es como una obsesión de que uno no puede escapar", dice una espectadora.
La parte final produce alivio y da esperanza, sin embargo, solo por un pequeño tiempo: al cabo de unos minutos las figuras se ponen a moverse de nuevo mostrando que el problema de consumismo no tiene fin.
Según indicó otra espectadora, "rozaron lo que es importante y lo transmitieron de una manera muy bonita".
Después del espectáculo el público se reunió para compartir sus opiniones y hacer preguntas a los artistas.
Talleres para todos
Además los artistas españoles ofrecieron al público talleres donde enseñaron a comunicarse gracias a la expresión corporal.
Gabriela explica con satisfacción que los participantes rusos de los talleres "empezaron muy rápido a cobrar la dinámica, es fenomenal porque normalmente la gente va más despacio".
Sus compañeros asienten y señalan que la gente estuvo "muy incluida, muy abierta" y dispuesta a comunicarse.
Una de los participantes de estas talleres confiesa que se sintió "una niña a que le permiten jugar, improvisar y ser libre, alegre".
Un arte diferente
La danza integrada, dice Gabriela, es otra forma de comunicarse y expresarse, "no es un arte menor, sino es un arte diferente" que se realiza por "personas diversas mostrando lo que es cada uno en el escenario".
Subraya que no ve diferencias entre las compañías con discapacitados y a cualquier otro grupo de danza.
Una de los artistas de la compañía, Esther, añade que le da una oportunidad de "abrir otras puertas" y relatar su vida.
Para su compañero, Sebastián, bailar es "evadirse, no estar aquí".
Fritsch Company es una compañía de danza profesional que forma parte de la Fundación Psico-Ballet Maite León, una organización sin ánimo de lucro fundada en 1986 y dedicada a la formación escénica de personas con diversidad física, psíquica, intelectual, del desarrollo y sensorial.
El festival 'Proteatr. Encuentros internacionales' es un proyecto internacional que se celebra cada año y tiene por objetivo promover el teatro inclusivo, protagonizado por personas con y sin enfermedad mental o física, tanto a través de obras escénicas, como por medio de talleres y debates con participación del público.
