"Esta vez 30 millones de habitantes tienen motivos para festejar, porque celebraremos un carnaval del Callao que ha sido declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad", dijo a Sputnik el viceministro de Identidad y Diversidad Cultural, Benito Irady.
En esta celebración, con más de 110 años de tradición, se mezclan costumbres inglesas, antillanas, americanas, hindúes, africanas y francesas que resaltan la diversidad de los pueblos en ese país suramericano.
"El carnaval del Callao no es un baile de disfraces, la riqueza que tiene es la importancia de cómo esos inmigrantes que venían de las Antillas Menores, pudieron traer desde mediados del siglo XIX a estas regiones una memoria de cómo era su pasado", explicó el viceministro.
Desde el 25 de febrero, cuando comienzan las comparsas y caravanas, es común escuchar en sus cantos la mezcla de idiomas.
Los asistentes van danzando con líricas en patois o patuá, mientras degustan alimentos y bebidas que también tienen un toque de cada región del mundo, en especial de la India.
En la cocina son clave ingredientes como curry, pimienta guayabita, canela, clavo de especia y pimienta negra, con uso de ron y jengibre en algunas preparaciones.
"Tuvieron que inventar sus tambores partiendo de elementos de desechos metálicos e incorporaron el cuatro (instrumento musical de cuatro cuerdas, típico de América Latina) a su manera de cantar, dando origen a ese peculiar calipso de El Callao", añadió.
El viceministro puntualizó que "esa es precisamente la riqueza de esta tradición, la unión de todos esos elementos".
La fiesta culmina el martes, después de cuatro días de fiesta y alegría, que colman las calles de este pueblo minero.
La tradición es ver durante esos días, los cuerpos danzantes de las Madamas (bailarinas principales de las comparsas, que usan vistosos trajes, un turbante y joyas de la orfebrería local), los Diablos y los Mediopintos, menearse al son del calipso, cantando de alegría por un solo motivo: llegó el carnaval.