Las imágenes invernales más increíbles del lago más misterioso del planeta, en la siguiente fotogalería de Sputnik.
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© Foto : Kristina Makeeva
El Baikal es el lago más profundo del mundo. La media es de 730 metros, mientras que el punto más profundo conocido está a 1.637 metros.
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La superficie del agua asciende a 31.500 kilómetros cuadrados, lo que está cerca de la superficie de algunos países, como Bélgica.
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El volumen del agua en el lago es de unos 23.000 kilómetros cúbicos, más que en los cinco grandes lagos de Norteamérica (Superior, Michigan, Huron, Erie y Ontario) juntos.
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Cada año, el lago produce 60 kilómetros cúbicos de agua pura, biológicamente activa. A través del Angará y el Yeniséi, esta agua llega al océano.
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Desde el espacio, el relieve del fondo del Baikal es visible hasta los 500 metros de profundidad.
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El disco de Sekky, que se usa para averiguar la transparencia del agua, se puede ver en diferentes partes del lago a una profundidad de entre 40 y 45 metros.
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El secreto de la pureza del Baikal radica en un pequeño crustáceo endémico: epischura baikalensis. Cada año, filtra medio metro de la capa superficial del agua, reciclando toda la materia orgánica muerta y proporcionando oxígeno.
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En 1996, el lago Baikal fue incluido en la lista de Patrimonio Natural de la Humanidad de la Unesco.
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Las zonas costeras, así como el propio lago, tienen una variedad única de flora y fauna, y la mayoría de las especies que se encuentra aquí no existe en ninguna otra parte.
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La congelación del Baikal se produce gradualmente. En primer lugar, la superficie del agua queda cubierta por una fina capa de hielo, pero incluso una excitación leve en el lago la rompe en trozos de hielo finos, que posteriormente aumentan y se congelan en la costa.
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Las cortezas de hielo se congelan en rocas costeras. Se llaman sokui y se parecen a las estalactitas de hielo colgantes. A veces, dentro de los sokui aparecen unas cuevas.
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El agua en el lago nunca está completamente congelada debido a la mezcla constante, pero dentro se forman unos diminutos cristales de hielo en forma de lentillas o agujas.
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El hielo del Baikal tiene un espesor de 50 cm y puede soportar un peso de hasta 15 toneladas, por lo que en invierno es posible que un auto atraviese su superficie.
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Sin embargo, los viajeros no deben olvidar el principal peligro del Baikal: unas grietas y hendiduras en el hielo que pueden extenderse hasta decenas de kilómetros. Algunas de ellas no se congelan durante todo el invierno, y quedan cubiertas por una fina capa de hielo joven.
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Al lado de estas grietas, cuando hay fuertes vientos, se forman unos bancos de hielo que ocasionalmente pueden alcanzar los tres metros de altura.
