"Las estructuras comerciales de América Latina, el TLCAN, el Mercosur, los acuerdos bilaterales de libre comercio, así como la adhesión al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y a la Organización Mundial del Comercio por casi todos los países de América Latina, tienen un gran poder de permanencia", dijo Connolly.
El experto en economía añadió que estos tratados "tienen barreras comerciales relativamente bajas, que han fomentado el comercio y la integración de las industrias a nivel mundial".
Asimismo, el nuevo presidente estadounidense pretende renegociar con México y Canadá el TLCAN, todavía vigente y que reúne el 28% del Producto Interno Bruto mundial.
"Al final del día, se reconocerá lo mutuamente destructivo que sería intentar interrumpir el comercio actual y los patrones de producción, ya que (en EEUU) exportamos un montón de piezas de automóviles que se montan en México", indicó el economista.
Estas operaciones continuarán porque es demasiado perjudicial cambiarlas, agregó.
Esto es evidente en el caso de América Latina, donde el país asiático ha anunciado la intención de aumentar su inversión en acciones a 250.000 millones de dólares y alcanzar un flujo de comercio anual de 500.000 millones en los próximos diez años.
El gran salto de China al exterior para aumentar su capacidad comercial con la iniciativa One Belt, One Road (OBOR), está "impulsado por el fracaso del TPP", señaló Connolly.
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OBOR, cuyo nombre remite a la antigua Ruta de la Seda que unía Asia con Europa, es una red de conectividad compuesta por corredores económicos marítimos y terrestres.