Los retratos fueron dibujados por un artista profesional en unas coronas de cerámica —cada una de ellas le costó al hombre 1.000 euros—. Luego, fueron cubiertas de glaseado dental y horneadas.
"¿Por qué lo he hecho? Porque los respeto, y ya. Cuando se levanten las sanciones, mi negocio tendrá menos problemas. He permitido al doctor alardear de su trabajo y publicar las imágenes en el sitio web de la clínica", comentó Denis B al medio ruso Life.
Lev Lévchenko, el jefe de la clínica, declaró que se trata de un "tatuaje eterno", al tiempo que agregó que los clientes suelen pedirles a los doctores que dejen en las prótesis su autógrafo o nombre. Asimismo, subrayó que solo es posible tatuar una imagen en los dientes artificiales.