Sin embargo, según Gorbachov, el principal problema en el mundo actual es la militarización de la política y una nueva carrera armamentística. Por lo tanto, la prevención de este curso mortal debe ser una prioridad.
"Los políticos y líderes militares suenan cada vez más beligerantes y las doctrinas de defensa, más peligrosas. Los comentaristas y personalidades televisivas se unen al coro belicoso. Parece como si el mundo se estuviera preparando para una guerra", asegura el exlíder soviético.
Los miembros del Politburó se opusieron a esta fórmula. Todos coincidieron en que las armas nucleares debían cumplir un solo propósito: prevenir la guerra. Y el objetivo final debe ser un mundo sin armas nucleares.
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Hoy, sin embargo, la amenaza nuclear vuelve a parecer real. Las relaciones entre las grandes potencias han ido de mal en peor desde hace varios años, y los defensores de la acumulación de armas y el crecimiento de la industria militar-industrial se están frotando las manos, lamenta el político.
"Debemos salir de esta situación. Necesitamos reanudar el diálogo político para tomar decisiones y acciones conjuntas", afirma.
Esta iniciativa, según Gorbachov, debe emanar de Donald Trump y Vladímir Putin, "presidentes de dos naciones que poseen el 90% de los arsenales nucleares y, por lo tanto, tienen una responsabilidad especial".
Gorbachov está seguro de que en el mundo moderno, las guerras deben ser proscritas, puesto que no son capaces de solucionar ni uno solo de los problemas globales que enfrentamos: la pobreza, los cambios en el medio ambiente, la migración, el crecimiento de la población o la escasez de recursos.
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