"Un caramelo simboliza la dulzura de sus políticas y se asocia para mí con todas las cosas norteamericanas, como las piruletas. Estos dulces tienen el tamaño de un chupa-chups grande. Algo del tipo 'chupa-Trump'", explica Spirenkov al periódico ruso Metro.
"En la versión rusa, por supuesto, se llamaría gallito (golosina rusa muy popular). Sobre todo por su melena envidiable", añade.
Inspirado en las expresiones faciales tan efusivas de Trump, el artista decidió hacer 10 retratos diferentes en caramelo, cada uno con una mueca diferente.
Los dulces son del tamaño de un puño y no se destinan al consumo. Nueve de las 10 obras serán presentadas en una exposición en Moscú como objetos de arte, mientras que, el último ejemplar, el artista pretende entregárselo al propio presidente estadounidense mediante la Embajada de EEUU en Rusia.