Los investigadores analizaron la naturaleza de las denominadas 'ondas asesinas', olas oceánicas de una altura de más de 20 metros que a menudo aparecen y que son capaces de hundir a un buque cisterna grande.
Para estudiar este fenómeno, los expertos utilizaron planeadores subacuáticos autónomos llamados Seagliders. Durante un mes, lanzaron estos planeadores a una profundidad de entre 100 y 1.000 metros en la zona de la Corriente de Agujas, cerca de la costa de África, considerada una de las más calientes y rápidas en el mundo.
La computadora analizó los datos recibidos por los sensores de a bordo. En una ocasión, uno de los dispositivos comenzó de repente a moverse hacia el noreste de la corriente a una velocidad de 5 km/h. Como resultado del estudio, se ha logrado descubrir que bajo la superficie del océano se suceden fenómenos semejantes a los ciclones atmosféricos.
En particular, han sido encontrados fuertes torbellinos de flujos de agua. Uno de ellos tenía forma de espiral y medía unos 15 kilómetros en diámetro.
Según los científicos, la interacción de los flujos es la que provoca ondas gigantescas.