"Es más fácil inventar un enemigo diabólico y demonizar a nuestro país y nuestro líder (…) que hacer balance de la presidencia y analizar lo que se hizo", dijo refiriéndose a las recientes acusaciones por parte del presidente saliente de EEUU, Barack Obama, de que Moscú realizó ciberataques para influir en las elecciones norteamericanas.
Anteriormente, la cadena de televisión estadounidense NBC News aseveró, citando a dos altos cargos anónimos de Inteligencia, que los ciberataques a la campaña electoral de EEUU supuestamente contaron con el apoyo de las más altas instancias en Rusia, incluyendo el presidente Vladímir Putin.
Numerosos medios estadounidenses llegaron a afirmar que hackers rusos se habrían inmiscuido en la campaña electoral para favorecer al republicano Donald Trump.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó de "gratuitas" las acusaciones de hackeo formuladas contra Rusia.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, tildó de "tontería" los informes sobre la presunta implicación de los dirigentes de Rusia en los ciberataques.
El presidente Vladímir Putin dijo a su vez que las filtraciones que se hicieron tras los hackeos no favorecen a Rusia, y que la histeria en torno a las mismas se azuzaba para desviar la atención de su contenido.