De esta manera, según el profesor, resulta que la gravitación universal no es nada más que un efecto secundario que no tiene nada que ver con los acontecimientos del Universo. Esta suposición —una vez comprobada— podría hacernos repensar toda la física basada en la célebre teoría de la relatividad de Albert Einstein de 1915.
La nueva teoría nació como un documento publicado en 2010 y no había sido probada hasta que un equipo de científicos de la Universidad de Leiden la puso a prueba al medir la distribución de las fuerzas gravitacionales en más de 30.000 galaxias. Descubrieron que la distribución de la materia podía explicarse sin la materia oscura recurriendo a la hipótesis de la gravedad de Verlinde.
De esta manera, las conclusiones sugieren que ambas tesis tienen la misma relevancia para las mediciones, pero, puesto que la idea de Verlinde no tiene parámetros libres —valores que pueden ser ajustados para asegurar que las observaciones sobre una galaxia coinciden con la hipótesis inicial—, resulta que "la hipótesis de la gravedad emergente" del profesor holandés "muestra un rendimiento levemente mejor" que la teoría de la relatividad, afirmó la autora principal de la investigación, Margot Brouwer.