Antes de conocer la Universidad Técnica Estatal Bauman de Moscú (MGTU, por sus siglas en ruso) ya sabíamos de su prestigio. Avalada por casi dos siglos de historia, más de 200.000 ingenieros graduados y un halo de leyenda entre especialistas de todo el mundo, la Bauman es un sueño dorado para cualquier joven con aspiraciones científicas.
La ciencia le debe mucho a la más antigua de las universidades técnicas de Rusia. Por sus aulas han pasado científicos e ingenieros prominentes, diseñadores de aviones y cohetes, cabezas pensantes que proyectaron centrales nucleares o las primeras computadoras soviéticas, cosmonautas…
La Bauman ocupa actualmente el primer lugar entre las universidades técnicas de Rusia. Más de 19.000 alumnos estudian actualmente en MGTU, en sus niveles de grado, postgrado y doctorado, en especialidades que cubren toda la gama de ciencias técnicas, desde sistemas de computación a robótica, nanotecnología, biomecánica o energía alternativa. Las más innovadoras teorías científicas y tecnologías punta salen de estas aulas.
La que fue en su momento una universidad cerrada solo para soviéticos o rusos, en los últimos tiempos ha abierto sus puertas a estudiantes extranjeros. Ahora, los latinoamericanos también tienen la posibilidad de estudiar aquí y convertirse en especialistas de primera línea, altamente valorados en todo el mundo.
Sputnik conversó en exclusiva sobre este y otros asuntos con Mijaíl Kuznetsov, jefe de departamento de Cooperación Internacional de MGTU.
¿Cómo ha sido la presencia de estudiantes latinoamericanos en MGTU?
Desde 2012 hasta la fecha, hemos tenido a 23 personas de América Latina, 21 de las cuales estudian en el marco del programa del Ministerio de Educación con becas del Gobierno de Rusia, y dos en postgrado por contratos. Bolivia, Venezuela, Colombia, México, Chile, Ecuador y más recientemente Cuba tienen aquí a dignos representantes que cursan especialidades muy diferentes. En su mayoría optan por especialidades técnicas (ingeniería) en áreas como la energética, la maquinaria y las tecnologías informáticas, aunque hay dos personas que estudian economía.
¿Qué opinión le merecen estos jóvenes latinoamericanos?
Puedo decir solo cosas positivas de los jóvenes. Según nuestra experiencia, los jóvenes provenientes de América Latina están ávidos de conocimiento. Tal vez sea la distancia, porque hacer ese viaje y caer en una cultura totalmente diferente los hace poner aún más empeño. Han existido problemas puntuales, pero, en general, los jóvenes vienen buscando nuevos conocimientos y son buenos estudiantes.
A pesar de las distancias, ese programa de ayuda que permite que estudiantes extranjeros vengan a Rusia sirve de catalizador para otros alumnos. En el país tenemos una expresión: 'radio de sarafán', que significa la información que va circulando de boca en boca. Eso es lo que ocurre cuando un estudiante regresa a su país y muestra su crecimiento profesional y los conocimientos adquiridos. Esa es la mejor publicidad que existe, tanto entre los jóvenes como entre los padres.
¿Cómo podría la Universidad ayudar al desarrollo de la ciencia en países de América Latina?
Nosotros tenemos una base científica y técnica de muy alta calidad. Estamos dispuestos a realizar investigaciones conjuntas con las cátedras y los departamentos investigativos de diferentes universidades latinoamericanas. Lamentablemente, con América Latina no tenemos muchos proyectos ni conexiones científicas.
Nosotros tenemos firmados muchos acuerdos, como, por ejemplo, con la Universidad de La Habana. Pero en la práctica no sucede nada hasta que aparece una persona o investigador concreto, cuyo interés científico coincida con los nuestros, y es ahí donde podemos empezar a realizar programas de intercambio de estudiantes. Uno de nuestros alumnos cubanos, Argel Calcines, acaba de terminar su pasantía y de ahí ha salido un proyecto conjunto. Pero tenemos la esperanza de establecer más conexiones, primero con Cuba y seguir después con toda Latinoamérica.
Vea más: Las mejores universidades de Rusia 2016: elige la tuya