Sin embargo, además de los aspectos puramente económicos, quizás, aún más importante es el componente político de este acuerdo, opina el autor.
El proceso de transacción transcurrió bajo secreto sin que hubiera ni la más mínima fuga.
Es difícil encontrar entidades más icónicas que el fondo soberano de Catar y Glencore, lo que simboliza la nueva condición de Rusia como una gran potencia, señala Druzhinin.
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"La empresa Glencore y el fondo soberano de Catar representan capas enteras de la política mundial y de la geopolítica de las últimas décadas y merecen un estudio más detallado", asegura el autor.
"La empresa ejerce una función muy importante y específica para el 'establishment' occidental. Desempeña el papel de una 'puerta trasera' necesaria para que Occidente tenga la oportunidad de cooperar con los países formalmente rechazados y castigados", explica Druzhinin.
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En cuanto al fondo soberano de Catar, o más bien, simplemente Catar, puesto que la organización es estatal, la situación no es menos interesante.
En el mundo hay muy pocos países con los que Rusia tenga una relación histórica tan desagradable como con Catar, señala el autor. Las relaciones diplomáticas entre los dos países se establecieron solo en 1988, sin embargo, no se promovió la interacción.
Los servicios de seguridad de Rusia, a su vez, eliminaron en Doha a Zelimján Yandarbíyev en 2004, lo que causó un gran escándalo entre ambos países.
Otra historia indignante se refiere al uso de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad cataríes contra el embajador ruso en Catar, quien se tuvo que someter a tres operaciones oculares tras el incidente.
"Catar es uno de los principales impulsores y financistas de los combatientes islamistas en Siria, y la caída de Bashar Asad, desde hace muchos años, es una idea fija del Gobierno", considera Druzhinin.
"Sin embargo, Asad rechazó el proyecto y paralizó así el plan de Catar de entrar en el mercado europeo, donde 'reina' el gas ruso. Al mismo tiempo, hay que reconocer que Rusia tampoco está interesada en tener al gas de Catar como competidor en Europa", subraya el columnista.
Por otro lado, el autor señala que el apoyo de Rusia al Gobierno legítimo de Siria durante los últimos años ha provocado una reacción tremendamente negativa en Catar, y la "operación militar rusa causó una histeria".
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Pero mientras más dura la operación de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia y cuanto más éxito logra el Ejército sirio en la liberación del país, más tranquilo se pone Catar, observa Druzhinin.
"Todos estos pequeños eventos resultaron en una gran transacción que sacudió al mundo empresarial y político".
Habrá muchas opiniones y análisis acerca del significado de la transacción para la privatización de Rosneft y sus consecuencias, declara el autor.
Druzhinin asegura que ya se puede hacer, al menos, dos conclusiones al respecto. Los últimos meses han mostrado un fuerte aumento de la influencia rusa en varias áreas, sobre todo, en Oriente Próximo y Occidente.
"En Oriente Próximo [Rusia] se ha posicionado definitivamente como una importante fuerza militar y política, cuya opinión es imprescindible para la solución de cualquier problema de la región".
"Parece que unas fuerzas muy potentes en Occidente (a través de la " ventana" de Glencore) y en Oriente (mediante el fondo soberano de Catar) decidieron poner el fundamento para el futuro", opina el columnista.
Rusia las admitió en la corporación nacional como socios estratégicos. Sin embargo, los socios son menores, y tendrán que pagar. Para empezar, 10.500 millones de euros, concluye Druzhinin.