Los barcos cuentan con 4.000 militares, así como helicópteros de transporte y de ataque, una aeronave militar polivalente, catalogada como convertiplano o aeronave de rotores basculante Bell-Boeing V-22 Osprey, cazabombarderos Harrier y otros medios para el despliegue de tropas.
Según el experto, las lanchas de desembarco pueden ser usadas bien para una iniciativa militar en Siria o bien para una evacuación humanitaria de los 'instructores militares' norteamericanos (de la OTAN) que se encuentran en Siria.
El 4 de diciembre, por ejemplo, Joseph Dunford Jr, general del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, declaró que las Fuerzas Armadas de EEUU revisarán su estrategia de lucha contra Daesh —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países—.
El mismo día, Ashton Carter, actual Secretario de Defensa de Estados Unidos, declaró que Washington "continuará haciendo frente a la agresión rusa y está listo para una larga confrontación".
Por su parte, Deborah Lee James, secretaria de la Fuerza Aérea de EEUU, añadió que "Rusia es la amenaza número uno de EEUU", debido en gran medida a su potencial atómico.
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En ese sentido, el columnista señala que tanto la embarcación USS Wasp, como la USS Whidbey Island, son naves militares capaces de demostrar la fuerza de la política exterior norteamericana en Siria, donde Bashar Asad, apoyado por Rusia, sigue conquistando victorias.
"Una operación militar del Pentágono en Siria 'al cierre' del año es muy posible. En caso de éxito, el triunfo será recogido por el actual jefe de la Casa Blanca; un posible fracaso de la operación y sus consecuentes problemas, harán más negros los días de Donald Trump", opina Jrolenko.