La victoria de Trump en las elecciones estadounidenses ha provocado ansiedad en Ucrania. El presidente electo ha expresado en más de una ocasión su admiración hacia Vladímir Putin, presidente de Rusia, y además existen algunos vínculos entre su equipo de campaña y el antiguo Gobierno pro-Moscú en Ucrania, según informa el medio.
Sin embargo, los interrogantes sobre la postura que adoptará Trump hacia Ucrania han llevado a los diplomáticos europeos a cuestionarse si el presidente electo de Estados Unidos debilitará o incluso rechazará las sanciones antirrusas tras su investidura en enero.
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El Financial Times recoge en su artículo la reacción de un alto cargo europeo a las intenciones del Gobierno de Ucrania de condicionar la política de Trump:
"Dado que los ucranianos temen, mucho más que nosotros, un posible cambio en la política exterior de EEUU —literalmente, están temblando de miedo—, en estos momentos es vital demostrar que existe la posibilidad de que la situación acabe positivamente".
La disposición de la Unión Europea a ofrecer más dinero para que Ucrania invierta en transporte e infraestructuras sigue en pie, aunque existe preocupación en Europa por la corrupción presente en el país. Incluso el expresidente georgiano Mijaíl Saakashvili renunció a su puesto de gobernador regional en el país y acusó a Poroshenko del estancamiento de las reformas necesarias para activar la economía del país eslavo y de proteger a las bandas criminales locales.
Kiev también está presionando para concretar el 'acuerdo de asociación' con la UE y profundizar así los vínculos comerciales, políticos y de seguridad entre Kiev y Bruselas.
Este tratado ya entró en vigor de forma provisional, pero actualmente se ve amenazado por el resultado del referéndum holandés, en el que la mayoría de los votantes se mostró en contra.