"Las peleas de gallos en Perú están bastante arraigadas. Vinieron con los españoles y no hay ningún pueblo o ciudad que no celebre su aniversario o fiesta tradicional sin una pelea de gallos", expresó a Sputnik el criador peruano Ricardo Córdova.
Según la Unión de Galleros del Perú, existen en todo el país 850 coliseos donde se llevan a cabo los combates. La actividad genera unos 200.000 puestos de trabajo directos. Una encuesta encomendada por la entidad revela que un 37% de los peruanos conoce de primera mano a alguien vinculado a los combates entre estas aves.
Perú es sede de numerosos eventos internacionales con representantes emplumados de Puerto Rico, Estados Unidos, España, Ecuador, Colombia y Chile, indicó Córdova y es uno de los países de América Latina donde la actividad está más consolidada. No obstante, el criador precisó que en Puerto Rico y República Dominicana esta práctica está más regulada por el Estado. En Perú, si bien están permitidas, no existe una intervención activa del Gobierno.
En 'El caballero Carmelo', el peruano Abraham Valdelomar (1888-1919) aborda la cuestión del honor en un relato costumbrista que gira en torno a la pelea entre un gallo viejo y uno joven. La importancia del cuento en la cultura peruana es tal que el billete de 50 soles en circulación incluye la efigie de Valdelomar junto a los colores del gallo de pelea y su silueta, protagonista de su historia.
#BCRP: Fallecimiento del escritor Abraham Valdelomar. pic.twitter.com/RqkSlxyyGM
— BCRP — Banco Central (@bcrpoficial) 3 de noviembre de 2016
Pero los enfrentamientos entre estos animales no están exentos de polémica. Brasil las prohibió en 1934. Argentina no los permite a nivel federal desde 1954, pero en algunas provincias todavía se practican. En Costa Rica, las peleas de gallos son ilegales desde 1922. Las asociaciones de defensa de los derechos de los animales las consideran actos de crueldad y bregan por su prohibición. Sin embargo, los galleros niegan estas acusaciones.
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"Los gallos de pelea luchan por su propio instinto. Usted coloca dos gallos juntos y no les dice nada y los gallos van a pelear entre ellos. Lo que hacemos es darle un entrenamiento para que tengan mayor físico. El gallo no pelea porque uno le dice o lo prepara. Lo hacen por tratar de mantener su espíritu y su raza", dijo Córdova.
Mientras que para algunos una pelea de gallos no es fácil de entender, Córdova expresó que "la alegría" que le provoca la victoria de uno de sus gallos "es indescriptible" por el "conjunto de emociones" que implica la crianza.
"La adrenalina que uno vive es espectacular. Criar un ave, entrenar y prepararla para que defienda con su vida el honor del galpón o del criador es impresionante. Uno le entrega todo y espera que en el ruedo lo defienda. Y muchas veces perdiendo, sabiendo que el animal ha respondido a las expectativas, uno se siente satisfecho", concluyó.