Los animales portan las mismas bacterias que causan la enfermedad humana, según revela la investigación. El mal provoca lesiones en sus hocicos, orejas y patas. Recientemente, su número bajó drásticamente por la invasión de ardillas grises, que parecen inmunes a la enfermedad.
Es posible que los seres humanos contrajeran la lepra de las ardillas rojas en el pasado, ya que su piel y carne eran muy apreciadas. Pero el último caso de lepra en el Reino Unido data de 1798, lo que indica que el riesgo de contagio en humanos es ahora extremadamente bajo.
"Deberíamos estar más preocupados por las ardillas ahora en vez de tener miedo de ellas", dijo la catedrática Anna Meredith, de la Universidad de Edimburgo, una de las autoras del nuevo estudio. "Hemos encontrado que la lepra está muy extendida en todo el Reino Unido e Irlanda, pero no queremos que la gente se alarme. Ha estado aquí durante mucho tiempo y no ha habido casos humanos durante cientos de años".
El descubrimiento sorpresa podría ayudar a las 220.000 personas en otras partes del mundo que se contagian de lepra cada año, pues podría contribuir a explicar por qué ha sido tan difícil erradicarla a pesar de la disponibilidad de tratamientos eficaces.