La legisladora mexicana de 37 años, señala que la relación bilateral vive "un momento muy particular que se está viviendo en EEUU porque esta es la primera vez que una campaña presidencial pone a México en el centro del debate", dijo en alusión a los temas bilaterales de migración, seguridad y comercio, planteados por Clinton y Trump.
"Es necesario que reaccionemos y entendamos que somos un factor importante en EEUU, para bien o para mal, se debe construir una imagen de trabajo, mediante una diplomacia pública amplia", no solo la tradicional limitada al Gobierno, sino sumando a legisladores, a la sociedad civil, empresarios, intelectuales y artistas, explica.
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El propósito de una diplomacia de ese tipo debería ser "mostrar lo que es México y su importancia real para EEUU", países que registraron un comercio anual de más de 550.000 millones de dólares en 2005 e intensa relación.
Es un aspecto que no se cuidó de una manera indicada, dice la senadora: "México dejó hablar a Trump cualquier cosa, sin que nadie le contestara durante casi todo un año".
Por ejemplo, la propuesta de Trump de construir un muro "prueba que el señor no ha pisado nunca la frontera, porque el muro ya existe, en el caso de Texas, está custodiado por la Guardia Nacional de EEUU, es una frontera altamente vigilada, con todo tipo de tecnología que incluye cámaras instaladas en drones".
Por otra parte es una frontera muy activa en la que "se intercambia más de un millón de dólares por cada minuto, y la cruza más de un millón de personas cada día de manera completamente regular, no es la frontera que Trump quiere mostrarles a los estadounidenses".
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"La estrategia de Trump es utilizar el odio y el enojo como un catalizador en la búsqueda de votos, pero la cauda de odio se va a quedar allí, y es un sentimiento de rechazo que le va a hacer mucho daño a los norteamericanos".
¿Qué esperar de Clinton?
En cambio, la agenda de Hillary contempla temas que tampoco son sencillos, sin embargo, "por su experiencia diplomática conoce más a México y no es una política antimexicana, ni utiliza estigmas contra los mexicanos", como lo hace Trump, que los califica como violadores y criminales.
En segundo lugar, la postura de la candidata demócrata representaría la necesidad de abrir la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
En cuanto a los temas de graves violaciones a los derechos humanos México ha firmado y ratificado instrumentos internacionales, que lo obligan a rendir cuentas para solucionar todo lo que está pasado, no es apuesta a la opacidad, en esa materia sino a solucionar los problemas, dice la responsable de los temas diplomáticos en el poder legislativo.
No obstante, admite que hay que actualizar ese instrumento comercial, "traerlo de los más de 20 años de existencia a un debate para convertirlo en un tratado del siglo XXI, sería interesante, pero no reabrir una discusión de los temas que ya funcionan, sino sobre los que surgido en esos años".
En general, la candidata demócrata "tiene una propuesta migratoria amigable, abierta y humana, es positiva, de conciliación y de trabajo, pero el revisar el TLC no es un tema que favorezca al Gobierno mexicano".
En cuanto a América Latina, si el ganador de las elecciones fuera Trump, emprendería "una política intervencionista gravísima, porque el candidato republicano apuesta por un control casi militar de la política exterior, del uso de la fuerza si no está de acuerdo con algunos regímenes, eso tipo de políticas son muy delicadas".
Uno de los grandes temas de la política exterior de EEUU hacia Latinoamérica es la relación con Cuba: ha sido un importante acierto de Barack Obama —dice—:una presidenta demócrata "continuaría la negociación con La Habana" que desencadenó el deshielo de medio siglo de relaciones conflictivas.
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Finalmente, en caso de ganar la puntera en las encuestas, "Hillary de parte de EEUU ofrecería más dialogo con la región latinoamericana, que si ganara Trump", puntualizó.
