Los ciudadanos-contribuyentes no están al corriente de cuántos de los miles de millones salidos de los fondos presupuestarios se gastan en forma legal, y cuántos, por el contrario, en caprichos personales y sobornos no relacionados con el trabajo.
Los empleados públicos tienen tarjetas de compra, tarjetas de combustible, tarjetas de viaje, y algunas tarjetas de tipo mixto. Esto les permite cubrir los gastos laborales sin pagar de su bolsillo. El sistema fue diseñado para mejorar la eficiencia del trabajo, pero casi cada mes surge un informe sobre el uso indebido de las tarjetas de crédito por parte de los empleados estatales.
"Ahora vemos que la gente está gastando dinero en sitios sospechosos. Por ejemplo, usan sus tarjetas en casinos o lugares de entretenimiento para adultos. Algunos militares gastan dinero en lugares vetados a los soldados", relata Amey.
La Oficina del Inspector General llevó a cabo una investigación y descubrió que los titulares de tarjetas hicieron más de 4.000 transacciones por valor de un millón de dólares en casinos y más de 9.000 transacciones por un monto total de 100.000 dólares en clubes de 'striptease'.