Más tarde se unió a la agenda de reivindicaciones el freno la Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) 241, que prevé congelar los gastos públicos durante los próximos 20 años, lo que según advierten tendría un efecto muy dañino en la educación.
En las ocupaciones los alumnos debaten sobre estas medidas, realizan charlas y talleres y ponen la semilla de un futuro activismo político, según explicó a Sputnik la presidenta de la Unión Brasileña de Estudiantes Secundaristas (UBES), Camila Lanes.
"Nuestro plan es incentivar las ocupaciones porque muchos alumnos no entienden qué es la escuela, la reconocen únicamente como un espacio en el que pasan unas horas al día y ya está Esta movilización es la apropiación de un espacio, se puede y se debe tomar el liderazgo"; defiende.
En los últimos días el Ministerio de Educación pidió al Gobierno del estado de Paraná —donde se concentran la mayoría de escuelas ocupadas, 850, además de 14 universidades— que identificase a todos los alumnos que participan en las protestas.
"Es un intento de criminalizar nuestra movilización. Pero no vamos a parar por esas amenazas", asegura Lanes, que remarca que la base de las ocupaciones es debatir cuál es el modelo de escuela pública que quiere Brasil.
Las reivindicaciones de los estudiantes están entrando poco a poco en la agenda política; este miércoles la joven estudiante Ana Júlia, de 16 años, que está ocupando el Colegio Manuel de Alencar de Curitiba, fue invitada por la Asamblea Legislativa del Estado de Paraná para realizar un discurso.
El video de diez minutos en el que se dirige a los diputados se hizo viral y en él remarca que las protestas son apolíticas, ya que los estudiantes se están organizando como un "cuerpo pensante" y no "adoctrinado", como acusan los partidos conservadores, críticos con las protestas.