En 2009, cuando renunció a ser ministro de Defensa bajo el gobierno del derechista Álvaro Uribe (2002-2010) para aspirar a la Presidencia, pocos podrían imaginar que Santos daría un giro a su estrategia bélica y que sus intenciones estaban encaminadas a sentarse a la mesa de diálogos con las FARC.
Santos ganó la presidencia de Colombia el 20 de junio de 2010, al hacerse con poco más de nueve millones de votos (68,9%) de un total de 14 millones, el registro más alto obtenido por un candidato en la historia del país.
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Apenas dos años y tres meses después, el 19 de noviembre de 2012, dio inicio al que hoy en día es considerado el más extenso y fructífero acuerdo de paz de Colombia y que lo ha llevado a ser reconocido este viernes por la organización del Nobel, en Oslo (Noruega).
Una historia de fracasos
Durante décadas, el logro de la paz en Colombia le fue esquivo a otros gobiernos, como el de Belisario Betancur (1982-1986) y Andrés Pastrana (1998-2002), cuyos intentos estuvieron frustrados por diálogos interrumpidos o, cuando no, los logros alcanzados fueron sólo un remedo de fin del conflicto.
Casado y padre de tres jóvenes, Santos realizó estudios de economía Economía y Administración de Empresas en la Universidad de Kansas (EEUU), y realizó cursos de posgrado en la Escuela de Economía de Londres, la Universidad de Harvard y la Escuela Fletcher de Leyes y Diplomacia (EEUU).
Durante su carrera pública ha ejercido como jefe de la delegación de Colombia ante la Organización Internacional del Café (OIC), en Londres, como ministro de Hacienda y como ministro de Defensa Nacional, cargo en el cual le correspondió liderar la aplicación de la Política de Seguridad Democrática impulsada por Uribe, la cual, precisamente, propendía por la confrontación armada con las FARC.
Diálogos de paz
Dicha línea política fue abandonada por completo durante su mandato, para el cual fue reelegido en 2014, tras recibir el respaldo ciudadano para que continuara los diálogos de paz con esa guerrilla, que para entonces se encontraban a medio camino.
Sin embargo, en el proceso fueron varios los obstáculos que tuvo que sortear y que pusieron en vilo la continuidad de las negociaciones.
Entre ellos se cuentan el secuestro por parte de las FARC de un general del Ejército en noviembre de 2014 y el asesinato de once militares en el Cauca (suroeste) el 15 de abril de 2015, entre otros hechos de violencia armada cometidos por la insurgencia en el marco de los diálogos.
Ante esa serie de acciones, Santos prefirió dar vuelta a la página y seguir adelante con el proceso tras argumentar que ese tipo de guerra es la que precisamente buscaba evitar con el acuerdo definitivo de paz, el cual finalizó el pasado 24 de agosto en La Habana, Cuba, después de casi cuatro años de negociaciones públicas.
El 26 de septiembre, en la ciudad de Cartagena (norte), ante más de 2.500 invitados, entre ellos víctimas del conflicto, 15 jefes de Estado, el rey Juan Carlos de España, y representantes de organismos multilaterales y de la Iglesia Católica, Santos y el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias 'Timochenko', firmaron el Acuerdo Final de Paz, por medio del cual se busca poner fin a 52 años de guerra en el país.
Sin embargo, menos de una semana después, el domingo 2 de octubre, los colombianos declinaron avalar los acuerdos de paz con las FARC a través de un plebiscito convocado por el propio Gobierno.
Así las cosas, la implementación de los acuerdos de paz con esa guerrilla se encuentra en un limbo luego de que el "No" para declinar los mismos se impuso con el 50,2% de los votos frente al "Sí", que logró el 49,8%.
En la actualidad, tanto el Gobierno como los promotores del "No" —entre quienes se cuenta el presidente Uribe— trabajan juntos para destrabar los acuerdos con las FARC y renegociar lo acordado, a fin de que la totalidad de los colombianos puedan sentirse satisfechos con los mismos.
"Gracias a Dios, la paz está cerca. La paz es posible. Es la hora de la paz", dijo Santos este viernes tras agradecer el reconocimiento.
