WSJ explica por qué la UE dirá no a las sanciones contra Rusia

La salida del Reino Unido de la Unión Europea podría convertirse en el contratiempo político y jurídico más importante para la política de sanciones que utiliza la organización de Estados contra Rusia, subraya un artículo de The Wall Street Journal.

Las sanciones se convirtieron para la UE en su principal instrumento de política exterior y Reino Unido jugó un papel importante en que así fuera, explica el diario norteamericano. Fue el Gobierno británico quien apoyó a Angela Merkel a la hora de aplicar sanciones a la Federación de Rusia, lo que permitió hacer frente a los países que se oponían a las medidas, como Italia y Grecia.

Además, Londres tomó el mando de la política de sanciones a nivel económico, al retirar a las compañías estatales rusas la posibilidad de generar ingresos en el mercado británico, centro financiero del Viejo Continente.

Sin embargo, "en unos años, cuando Reino Unido ya no sea miembro de la Unión Europea, nosotros, probablemente, veremos una política más suave [por parte de Bruselas] hacia Rusia", considera Fredrik Wesslau, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

Otra razón menos obvia, pero igual de importante, es que Reino Unido es la principal fuente de información, testimonios y hechos que sirven para generar las listas de sanciones que luego son examinadas por las altas instancias judiciales del continente. Esto incluye además el intercambio de información entre las agencias de inteligencia de países como Reino Unido y Francia.

Una vez el Brexit se haga realidad, los países de la Unión Europea tendrán problemas para tener acceso a esa información, considera Andrew Hood, exfuncionario del Gobierno británico.

Descubre la lista de países a favor de suspender las #sanciones contra #Rusia en https://t.co/75iev7NKU8 pic.twitter.com/e2yvJu0Gl7

— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 3 марта 2016 г.

A finales de julio de 2014, EEUU y la UE impusieron varios paquetes de sanciones unilaterales que afectan tanto a particulares como a empresas concretas y a sectores enteros de la economía rusa. Moscú reaccionó con un embargo a la importación de productos procedentes de EEUU, la UE, Australia, Canadá y Noruega.