Según una encuesta realizada en 2014 por el Centro para el Control de Enfermedades de EEUU entre 10.000 veterinarios, más del 17% ha considerado suicidarse en algún momento de su vida. De acuerdo con el sondeo, estos profesionales suelen sufrir de depresión, estrés o falta de ilusión. Según la Asociación Británica de Veterinarios, la tasa de suicidios entre estos profesionales es entre cuatro y seis veces mayor que entre el resto de la población, y más del doble que la de los médicos.
Una razón para explicar este fenómeno es el mayor contacto de los veterinarios con la eutanasia, ya que aplicar la 'buena muerte' a un animal que está sufriendo es una decisión siempre difícil. Además, los veterinarios suelen trabajar solos, algo que aumenta la sensación de aislamiento, mientras que el miedo al fracaso suele elevar el riesgo de ansiedad y depresión, destaca el diario español Vozpópuli.
De acuerdo con un estudio realizado por el Colegio de Veterinarios del Reino Unido, el 75% de los suicidios entre veterinarios se debe al autoenvenenamiento con ketamina —que es un potente anestésico utilizado en las clínicas veterinarias— y los barbitúricos.
Los usuarios de Facebook y Twitter tratan de visibilizar esta problemática publicando decenas de historias trágicas con el hashtag #notonemorevet.
1 in 3 #veterinarians considers #suicide. Asking for help is BRAVERY. #notonemorevet #NationalSuicidePreventionWeek k #semicolon #nspw2016
— Amanda Landis-Hanna (@DrLHVet) 11 сентября 2016 г.