Cuando la población de Crimea decidió reunificarse con Rusia, Ekaterina, como muchos otros, eligió cambiar su pasaporte porque, como dice, es "rusa de corazón". Desde entonces, viajar a Francia para ver a su amado se ha vuelto una tarea cada vez más ardua.
Francia no ha reconocido el referéndum en Crimea y, por lo tanto, la reunificación de la península con Rusia. De manera que las autoridades galas se negaron, en primera instancia, a aceptar las solicitudes de visado de Ekaterina y su hijo Alexéi.
Richard y Ekaterina decidieron entonces formalizar sus relaciones. Al ser familia, los funcionarios no tenían otra opción que la de permitir su libre movimiento entre los dos países. Pero su felicidad no duró mucho.
En 2014, Ekaterina dio a luz a Vasilisa. Crimea ya había pasado a ser parte de Rusia, por lo que la niña de inmediato recibió el certificado de nacimiento de la Federación Rusa. Paradójicamente, ahora Vasilisa es el único miembro de la familia que no tiene derecho a viajar a la patria de su padre, aunque el certificado de nacimiento diga que su progenitor es ciudadano galo.
El cónsul general de Francia en Moscú, Marc Sédille, fue categórico en su carta del 28 de octubre de 2015:
"En cuanto a su hija, si he entendido bien, nació en Crimea. Si esto es cierto, el cónsul general de Francia en Moscú no tiene autoridad para registrar su certificado de nacimiento o emitir uno, porque Crimea no forma parte de nuestro distrito consular. Actualmente, Crimea es parte de la circunscripción consular del departamento consular de la Embajada de Francia en Ucrania".
Viajar a otro país para hacer los documentos necesarios no es algo inusual en el mundo, pero en este caso todo no es tan fácil como parece. Richard nos lo explicó:
"Crimea y Ucrania ya no tienen conexión aérea, así que, si queremos ir a hacer los documentos, tendremos que viajar en coche. Pero yo me niego a llevar a mi familia, porque podrían detenerme en cualquier lugar, porque desde el punto de vista de las autoridades de Ucrania, esto sería una entrada ilegal en su territorio. Así que si viajo, corro el riesgo de acabar en la cárcel".
En julio, las autoridades ucranianas ya habían abierto una causa penal contra los miembros de una delegación de parlamentarios franceses que realizaron una visita a la península. Así que un viaje a Ucrania no es una opción para la familia de Richard, quien no encuentra una salida para volver a reunificarse.
Es bastante triste ver a un padre desesperado y lejos de su familia.
"Mi hija teme acercarse a mí, soy como un extraño para ella. Cuando estoy en Francia, nos vemos solamente a través de Skype o FaceTime. En su habitación tiene mi retrato, lo mira y dice: 'papá, papá'. Pero cuando hablo con ella a través de Skype, se siente incómoda. Creo que no es normal para una niña de dos años tener una relación así con su padre".
