1. Convertirse en un pez
Las novedosas branquias artificiales 'Triton' prometían convertir a sus usuarios en peces capaces de respirar bajo el agua. El dispositivo afirmaba extraer el oxígeno del agua y posibilitar a las personas a respirar en las profundidades marinas sin el uso de tanques de aire. No obstante, la revolucionaria máscara de buceo era solo un concepto, el cual aún está lejos de convertirse en realidad.
2. Obtener energía eléctrica de las carreteras
La idea de obtener energía eléctrica a partir de autopistas parecía muy prometedora. Las calzadas solares capaces de absorber los rayos solares y transformarlos en electricidad sería increíble, si no fuese por su elevado costo. Además, para funcionar adecuadamente, necesitarían estar siempre limpias y cambiarse de posición, algo poco práctico a mayor escala.
3. Tener las horas en la palma de las manos
El reloj 'Ritot' prometía ser el primer reloj proyectado. No solo las horas, sino también los correos, los mensajes y otras informaciones podrían ser exhibidos con lucecitas de distintos colores en el dorso de la mano de su usuario. Sin embargo, muchos internautas han señalado que la tecnología necesaria para realizar estas tareas necesitaría más espacio que solo una diminuta pulsera de reloj.
4. Ser tu propio médico
La pulsera inteligente 'GoBe' afirmaba ser la "única forma de medir automáticamente, a través de tu piel, las calorías que consumes y quemas". La compañía decía ser capaz de estimar la cantidad de calorías tomadas, los niveles de azúcar en sangre, el grado de estrés y el estado de hidratación de una persona basándose en el volumen de agua de las células, detectados por la pulsera. No obstante, los fundamentos científicos por detrás del aparato son un poco cuestionables, ya que desde el punto de vista biológico, estos cálculos no tienen sentido.
5. Convertir el aire en agua
Kristof Retezar, un diseñador industrial de Austria, afirmaba que su creación era capaz de convertir el aire en agua. Las botellas autorrellenables 'Fontus' prometían acabar con el problema de agua potable del mundo al ‘licuefacer' la humedad del aire. Sin embargo, el ingeniero David Jones probó que la invención necesitaría de un ambiente con humedad superior al 90% y una temperatura de 40 grados para poder llenarse en un período de dos horas.