En momentos en que el viejo continente se las tiene que ver con ataques terroristas, el flujo de los migrantes procedentes de África y el Oriente Medio, el paro permanente y lentos ritmos del crecimiento económico, empezaron a ganar popularidad los partidos populistas y los movimientos nacionalistas, que se comprometen a defender valores europeos a través del cierre de las fronteras nacionales y el rechazo de la idea paneuropea.
El giro hacia el nacionalismo ya sucedió en Europa del Este. El primer-ministro húngaro Viktor Orban y el líder del partido gobernante de Polonia Jaroslaw Kaczynski hicieron un llamamiento a una radical "contrarrevolución cultural" de la UE, que pretendería 'abrir' el ente supranacional a los métodos restrictivos de estos países en el ámbito de la libertad de prensa y su rechazo a participar en el arreglo de la crisis de los refugiados, destaca el medio.
Los líderes europeos se reunirán nuevamente en marzo de 2017 y se espera que para ese encuentro se elabore un nuevo plan de acciones que ayude a reanimar la Unión Europea.
Sin embargo, tomando en cuenta la escala de la crisis actual estas medidas no serían suficientes, considera The New York Times. Si los líderes europeos no actuan rápido, no habrá mucho que celebrar entonces, concluye el diario..