¿Cuál es la fórmula de su éxito? El uso de mano de obra no remunerada, opina Alexandr Shpunt, autor de un artículo para la agencia Regnum, que calificó este esquema financiero como "la nueva esclavitud".
Agricultores, electricistas, cocineros, basureros: "en cualquier área donde haga falta mano de obra humana, imposible de sustituir por una máquina, estará el consorcio TCI".
Todo porque la empresa utiliza "esclavos: los reclusos actuales de las cárceles de EEUU".
La segunda semana de septiembre se lleva a cabo una huelga nacional contra el trabajo forzado no remunerado en las prisiones estadounidenses en 25 estados.
"Sin embargo, este año, tal vez los esclavos tras las rejas tengan voz uno o dos días más, ya que es el aniversario, pues la huelga cumple [en realidad] 45 años", destaca el columnista.
Formalmente, el trabajo de los prisioneros del TCI es voluntario. Pero surge la pregunta: ¿por qué los "voluntarios" llevan 45 años luchando contra su "derecho"?
La raíz del problema empieza en la moral estadounidense, considera el autor. En EEUU, el sistema penitenciario no apuesta por reinsertar a los prisioneros en la sociedad, sino por separarlos de ella, explica.
Como resultado, actualmente EEUU es el líder en cuanto a cantidad de reclusos: más de 2,2 millones, es decir, uno de cada cuatro prisioneros del planeta es norteamericano.
Texas, donde se ubica el consorcio TCI, cuenta con el mayor número de presos y centros penitenciarios de Estados Unidos: 143.000 en 124 prisiones.
"De verdad, se trata de una mina de oro para el consorcio Texas Correctional Industries", concluye Shpunt.