"Refugio Humanitario se creó cuando los jóvenes de mi familia me ayudaron a convertir mi actitud individual en un fenómeno de redes sociales", dijo este ingeniero agrónomo de 60 años al contar cómo empezó a ayudar a refugiados sirios voluntariamente meses atrás, y eso derivó en la creación de la iniciativa.
Todo comenzó cuando Winograd decidió interceder ante la Dirección General de Migraciones para que un joven matrimonio sirio, Majd y Madlen Abu Hambra, de 24 y 25 años respectivamente, consiguiera visado humanitario para radicarse en Argentina.
Winograd actuó como "llamante" de la pareja en el Programa Siria, creado por el Gobierno de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) en agosto de 2014.
A través de este plan, prorrogado por el actual Gobierno de Maurico Macri, la Agencia Federal de Inteligencia y el Ministerio de Seguridad aprueban la solicitud de asilo, y después la Dirección Nacional de Migraciones emite un permiso de ingreso para que el postulante se presente en cualquier consulado argentino y pueda obtener el visado humanitario.
Los padres del matrimonio sirio debieron vender su casa para que sus hijos pudieran comprar los billetes de avión a Buenos Aires, contó Winograd.
Majd y Madlen llegaron a finales de junio procedentes de la ciudad siria de Sweida (sur) y se instalaron en una vivienda que les prestó su anfitrión en la localidad de San Fernando, en la provincia de Buenos Aires (este).
Winograd, nieto de inmigrantes judíos de Polonia, admitió que antes "estaba contaminado por los mensajes de la prensa dominante acerca de la guerra en Siria y lo que hacían a los refugiados en Europa".
Pero la situación que atraviesa ese país de Oriente Próximo toca alguna fibra en Argentina "por el origen inmigrante que tenemos todos", señaló.
En expansión
Winograd ahora está en contacto con otras 20 familias que viven en la destruida ciudad siria de Alepo (noroeste) gracias a un sacerdote que reside allí, David Fernández.
A través de Refugio Humanitario, que aún no cuenta con personería jurídica, 15 familias argentinas ya se presentaron como "llamantes" ante Migraciones para solicitar el visado de otros refugiados sirios.
Mientras esperan que las autoridades aprueben los trámites, lo que suele demorar unos tres meses, los voluntarios de la iniciativa estudian "cómo resolver los recursos para que las familias puedan viajar hasta aquí".
Aunque reconocen que están "en una tarea inicial", Winograd señaló que cada vez que la prensa informa sobre ellos se produce "una avalancha de solicitantes".
Winograd atribuye este éxito a que la iniciativa tiene un carácter "no confesional" y está despojada "de todo padrinazgo político".
Refugio Humanitario se encuentra en expansión, después de haber conseguido apoyo desde otras provincias del país, como Córdoba y Mendoza (centro).
Winograd prepara ahora un nuevo proyecto de inmigración en el que aplicará sus conocimientos agropecuarios y frutihortícolas, considerando que Siria tiene una experiencia milenaria en agricultura.
"La gente de Siria tiene esencialmente una cultura vinculada con la agricultura y la alimentación, así que estamos preparando otro emprendimiento gastronómico para que Majd y Madlen puedan vender su comida en Internet", contó.
Es difícil para una persona que está aislada en Siria vincularse con otra en Argentina, y Refugio Humanitario pretende ofrecer la conexión, explicó.
El Gobierno de Macri anunció hace unas semanas su intención de traer al país a unos 3.000 refugiados sirios con la ayuda de EEUU y la Unión Europea.
