Al comentar la iniciativa de Rusia dirigida a reavivar el proceso de paz en Oriente Próximo, Al Maliki sostuvo que antes de esa cumbre Israel debería dar "una serie de pasos importantes", como poner fin a la expansión de las colonias judías y excarcelar a los presos palestinos que más años han pasado en las prisiones israelíes.
"Desde esta óptica no estamos en contra de celebrar (…) un encuentro entre el presidente palestino, Mahmud Abás, y Benjamín Netanyahu bajo el auspicio de Rusia, pero en estos momentos no nos parece que Netanyahu esté listo para este paso", dijo el canciller citado por el diario oficial palestino Al Ayyam.
Mientras tanto, la oficina del primer ministro israelí mantiene su negativa a comentar la propuesta rusa y en particular la posible reunión entre Netanyahu y Bogdánov, que también se desempeña como enviado especial para Oriente Próximo de la presidencia rusa.
"No hacemos ningún tipo de comentarios", dijo la portavoz del jefe del Gobierno.
El propio Netanyahu mostró en más de una ocasión su disposición a reunirse con Abás en cualquier lugar y momento, siempre y cuando no se planteen condiciones para tal encuentro.
Ahmed Majdalani, miembro del Comité Ejecutivo para la Liberación de Palestina, confirmó a Sputnik la visita del vicecanciller ruso prevista para el martes para abordar la posible cumbre en Moscú.
“No habrá ningún encuentro sin una buena preparación. Tenemos que estar seguros de que la cumbre dará resultados positivos que ayudarán a poner fin al conflicto”, explicó.
Fuentes citadas por Sputnik y RIA Novosti anticiparon con anterioridad que la reunión entre Abás y Netanyahu se estaba preparando para finales de spetiembre o principios de octubre.
Al contestar sobre la posibilidad de ese encuentro, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, reconoció que “por ahora no hay nada en concreto”.
Abás y Netanyahu se reunieron la última vez en 2010, cuando Israel y Palestina emprendieron con la mediación de EEUU otro intento de llegar a un acuerdo sobre el arreglo del conflicto árabe-israelí.
A finales del año pasado, los dos líderes se estrecharon la mano en los márgenes de la cumbre del clima en París, un gesto que el primer ministro israelí atribuyó posteriormente a las exigencias del protocolo diplomático.
