Nada hace funcionar al cerebro mejor que el miedo, opina Loren Thompson, el autor de un reciente artículo de Forbes. Y lo que está haciendo funcionar el cerebro de los líderes militares de EEUU en este momento es el miedo a verse involucrados en una guerra a gran escala durante los próximos cinco años.
Funcionarios de alto rango del Ejército se muestran prudentes al no discutir públicamente la vulnerabilidad de la expansión estadounidense en el mundo, continúa la nota.
Al mismo tiempo, a ellos les parece claro que el llamado 'giro hacia el Pacífico' de la Administración Obama, anunciado en 2012, ha creado un vacío geopolítico que se extiende desde el mar Báltico hasta el golfo Pérsico y que ahora está siendo ocupado por Rusia e Irán. Mientras tanto, el impredecible Gobierno de Corea del Norte continúa con su retórica hostil hacia su vecino del Sur, al que EEUU está comprometido a defender.
"Lo que preocupa a los planificadores de riesgos es que el Ejército no está adecuadamente preparado para cualquiera de estos escenarios [bélicos], y mucho menos para una situación en la que se desaten más de uno de forma simultánea", opina Thompson.
Por encima de todo, al Pentágono le preocupa que las fuerzas terrestres no estén lo suficientemente preparadas para llevar a cabo sus operaciones. Durante los últimos años, las autoridades se han centrado en capacitar a la aviación y a la Marina para operaciones bélicas limitadas.
"La cúpula militar no exagera cuando dice que en los próximos diez años no planea llevar a cabo una modernización a gran escala, pero el problema es que una guerra a gran escala puede comenzar, literalmente, mañana", advierte el autor.
El hecho es que después de los ataques del 11 de septiembre, el Ejército de EEUU ha combatido a enemigos muy diferentes a aquellos con los que podría enfrentarse en el futuro. Por lo tanto, concluye la nota, se necesitan muchos más recursos de los que se perciben actualmente del Congreso para mantener la supremacía militar en el mundo.