El Departamento de Agricultura de EEUU —USDA, por sus siglas en inglés—, acaba de anunciar la compra de 5 millones de kilos de queso por 20 millones de dólares. Esta maniobra es un intento de amortiguar los efectos del mayor superávit que han experimentado los productores lácteos norteamericanos en los últimos 30 años.
La caída de los ingresos de las compañías en un 35% se debe a diversos factores que influyen en la demanda internacional. En primer lugar, la fortaleza del dólar —que hace que los productos estadounidenses sean más caros en el exterior—. En segundo lugar, el desarrollo de la industria láctea en la UE. Y por último, los expertos señalan el efecto negativo del embargo alimenticio ruso en respuesta a las sanciones de Occidente.
Los cinco millones de kilogramos de queso que desde marzo de 2016 se mantienen almacenados en frigoríficos, según lo previsto, se entregarán a las familias estadounidenses necesitadas en el marco de los programas de asistencia nutricional.