La reciente transformación de un mundo bipolar a uno multipolar resultó en una distensión del vínculo entre los estados miembros de la OTAN, ya que les ofreció otras alternativas al bloque militar.
Además, una serie de eventos, entre ellos la invasión de EEUU a Irak y el conflicto dilatado en Afganistán, socavaron el anterior prestigio de la organización.
"En cierto grado esto humilló a la élite de Ankara (…) y a su vez dio oportunidades a Turquía, de las cuales Ankara se ha aprovechado y se seguirá aprovechando en el futuro, utilizándolas para promover sus propios intereses", afirmó el analista.
Además, añadió que el principal problema es que Turquía puede ser excluida de la Alianza Atlántica como castigo por su evidente rechazo a los valores democráticos y su acercamiento a Rusia.
A este respecto, Frantisek Sulc sostuvo que si no se emprenden los pasos necesarios para solucionar los problemas con Turquía, la OTAN puede correr el riesgo de desintegración.
"Tan ambiciosas e inviables como parezcan estas ideas, sin dar pasos claros, concretos y visibles, la alianza puede perder su peso político tanto fuera, como dentro, resultando, en que al fin y al cabo, sus miembros pierdan la confianza en ella y la OTAN deje de existir".