Las relaciones entre humanos y animales a menudo implican la domesticación y la cría de herbívoros. Este tipo de interacciones han sido fundamentales para el desarrollo de las sociedades de todo el planeta. Sin embargo, en Mesoamérica había un número realmente pequeño de mamíferos que podían ser criados.
Los autores del estudio —de la Universidad de California en San Diego— buscaron pruebas de la cría de pequeños animales en la ciudad prehispánica de Teotihuacán, que existió al noreste de la actual Ciudad de México aproximadamente en el 1.600 de nuestra era.
Los resultados obtenidos tras el análisis de los antiguos restos demostraron que los conejos y liebres de Teotihuacán consumieron una mayor cantidad de cereales cultivados por humanos —por ejemplo, el maíz—.
Como explicación, el estudio propone que los habitantes de Teotihuacán pudieron criar estos animales para producir comida, pieles y herramientas de sus huesos.
Según los científicos, los pobladores del México prehispánico no interactuaban demasiado con los animales por la falta de grandes mamíferos como caballos, vacas o chivos, pero, al parecer, estos fueron sustituidos por animales más pequeños, que sí pudieron ser domesticados y utilizados para proveer de comida y diversos materiales a la comunidad.