"Se puede afirmar una historia: jamás en unos Juegos Olímpicos, ningún mortal, ningún ser viviente, ha podido colgarse la cifra de ocho medallas doradas. Únicamente lo logró Michael Phelps en los Olímpicos de Múnich, en el año 1972, allá en la Alemania de Hitler, donde ni siquiera él mismo quiso darle las medallas".
Bromas aparte, dicho fragmento muestra lo difícil que es el trabajo del comentarista deportivo en directo.
Obviamente, al narrador se le escapó "Phelps", quien no pudo estar allí en 1972 ni con el dictador nazi ni con cualquier otra persona, en tanto que 'El Tiburón de Baltimore' —el apodo de Phelps— nació en 1985. Además, es de sobra conocido que el propio Hitler se suicidó en 1945.
En cambio, el reportero debió haber aludido al nadador californiano Mark Spitz, que ganó siete medallas de oro en Múnich 1972, destrozando el récord en unos JJOO. La marca fue batida, con ocho medallas doradas, por Phelps en Pekín 2008.
Volviendo a lo de Hitler, en efecto, el líder nazi hizo un gesto, que se grabó para siempre en la historia deportiva, de negarse a repartir las medallas en la ceremonia de clausura de los JJOO, celebrados en Múnich en 1936. Ocurrió porque el triunfador de las competiciones fue James 'Jesse' Owens, un atleta estadounidense de raza negra procedente del estado de Alabama.
La delirante mezcla de varias anécdotas llevada a cabo por el comentarista venezolano en 2008 aún es objeto de risas de los usuarios y una 'comidilla de barrio' entre los periodistas de Latinoamérica.
Now we got bad blood pic.twitter.com/JhgC407bBe
— 12 News (@12News) 9 августа 2016 г.