Para asegurar su conservación, las películas tienen que pasar a través de 46 tubos, cada uno con una solución química especial, para luego ser llevadas a un gabinete especial donde se secan. Una vez acabado el proceso, las cintas ya están preparadas para la fase más avanzada de la restauración.
Aunque los medios digitales pueden dar una segunda vida a la cinta restaurada, las opiniones de los expertos no coinciden a la hora de abordar este tema.
"La recuperación de la imagen digital es objeto de debates. Lo importante es la calidad de la cinta. A la vez, una buena cinta es mejor que una buena digitalización", apunta Piotr Bagrov, crítico de cine y coordinador de proyectos de Gosfilmofond.
El especialista sostiene que las películas restauradas digitalmente están a menudo distorsionadas. En este sentido, lo importante es conservar en archivos los originales que permitan cotejar las diferentes versiones, especialmente en lo que se refiere a los colores.