"Lo único que necesitamos son unos pasos regulatorios y, a lo mejor, un ligero ajuste de la tecnología", sostiene Jens Bjoern Andersen, director de DSV A/S.
El directivo danés es un adepto al transporte del futuro. La prueba de ello es que posee vehículos de la empresa Tesla, dotados de piloto automático:
"A menudo, al conducir a casa desde la oficina, voy la mayor parte del camino casi sin tocar el freno o el acelerador, y solo tengo que mantener las manos en el volante, porque tengo que respetar la ley. Pero la tecnología ya está ahí".
La oportunidad, según Anderson, consiste tanto en el mejor control de las operaciones como en la reducción de costos por la eficiencia del combustible.
La ambición del directivo no carece de fundamento, a la luz del crecimiento de la compañía que, de momento, tiene a su disposición 20.000 camiones alrededor del mundo, que superan los 1.900 millones de kilómetros al año. La mayoría de los vehículos pertenecen a conductores privados.
En un principio, las mejoras afectarán a los vehículos de carga diseñados para ser utilizados en las autopistas, probablemente en zonas reservadas a los transportes no tripulados.
¿Será posible prescindir totalmente del conductor? Anderson lo pone en duda. Destaca la necesidad del intelecto humano en la etapa de la distribución, que tiene que ver con la descarga de las mercancías y el manejo del camión en la gran ciudad.
"Camiones completamente autónomos que puedan gestionar la distribución en medio de ciudades como París, Londres o Copenhague serán imposibles en los próximos años", aclara el máximo responsable de DSV A/S.
