Las autoridades ucranianas opinan que, por su posición de intermediarias en la confrontación con Rusia, pueden contar con el apoyo financiero de EEUU y la Unión Europea y que, pase lo que pase, "no los dejarán fracasar".
El régimen de Petró Poroshenko "es un sistema donde el hijo borracho de un oligarca puede salir indemne si atropella a un ciudadano común con su coche", prosigue.
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Mientras Kiev se empeña en demonizar a Rusia como la fuente de todos sus males, "el peor enemigo de Ucrania", según el columnista, "son sus propios políticos", sumergidos de lleno en la corrupción.
"La fatiga de Ucrania" es vista por el autor como el resultado de las relaciones frustradas de Occidente con su aliado eslavo. Un número de responsables estadounidenses padecen esta enfermedad, como el exembajador en Ucrania, Steven Pifer, que, tras su visita a Kiev, comentó en su blog:
"Uno tiene a veces la sensación de que la élite ucraniana tiene un sentido inflado de la importancia geopolítica del país en su posición entre Occidente y Rusia. Se cree tan importante que, independientemente de cómo actúa, Occidente debe permanecer de su lado por el miedo a que, de lo contrario, se dé la vuelta hacia Rusia. Es un grave error".