El barro es la materia prima, la técnica es la maquinaria y el color es la vida. Estos objetos representativos de la cultura mexicana, casi como el sombrero de charro y el mariachi, generan asombro y admiración a quienes tienen el privilegio de poder apreciarlos.
En sus inicios, los árboles de la vida que se elaboraban en este municipio del Estado de México narraban la historia de la creación del hombre, a través de pasajes bíblicos.
En la actualidad, los temas que aborda son tan diversos que pueden ir desde la mariposa monarca, bailes típicos mexicanos hasta la elaboración del tequila.
"Mi familia fue una de las pioneras en la creación de los árboles; estamos hablando de los años 30 y los 40, cuando mi abuela Modesta Fernández empezó con la creación de los primeros árboles de la vida", explicó Soteno Elías en entrevista para Notimex.
Precursores de su elaboración, la familia Soteno es una de las estirpes de artesanos más reconocidas en México y en el extranjero, gracias a las innovaciones que a lo largo de 80 años le han aportado a estas obras.
Integrante de la cuarta generación de la familia, Óscar, de 45 años, quien forma parte del grupo conformado por 150 artesanos denominado "Grandes Maestros del Arte Popular de México", auspiciado por Fomento Cultural Banamex, supo desde muy joven cuál era su verdadera pasión.
"Yo estaba en la preparatoria y le dije a mi papá que ya no quería estudiar; le comenté ni te quiero engañar ni me quiero engañar yo solo; lo que me encanta es hacer artesanías como ustedes", mencionó.
Y no se equivocó cuando decidió dejar sus estudios para perseguir su sueño, ya que sólo seis años después de iniciar, en 1994 ganó el "Premio Nacional de la Cerámica" en Tlaquepaque, Jalisco.
De acuerdo al cronista del municipio, Cristian Reynoso Rodríguez, las historias que se describen en estas artesanías comienzan a contarse de arriba hacia abajo.
Ejemplo de ello es el árbol tradicional que cuenta la historia del génesis: "En este diseño vamos a ver en la parte inferior a Adán y Eva; en medio siempre va a estar la serpiente que simboliza al demonio, y en la parte superior está Dios Padre que es el creador de esta historia", explicó el cronista.
Las manos de un artesano son su principal herramienta de trabajo, con ellas recrean sueños y plasman realidades.
Un poco agrietadas y rasposas, las manos de Óscar han creado un sinfín de hermosas piezas en su taller familiar, creaciones que han recorrido el mundo y han sido exhibidas en recintos como el Museo de Arte Popular (MAP) y el Museo Nacional de Culturas Populares en Coyoacán, así como en el British Museum de Inglaterra.
En este sentido, recientemente se llevó a cabo una subasta en Nueva York, donde en una puja se vendió un cuadro del afamado muralista mexicano Diego Rivera y uno de sus árboles también fue subastado por 10 mil dólares.
Moldear el barro, en palabras del artesano, es "una sensación muy bonita, cuando tú tocas el barro no sabes qué vas a crear. El barro es muy noble porque lo modelas a tu gusto".
Con la delicadeza de una caricia, Óscar moldea entre sus manos el primer vestigio de lo que será un Pegaso, un caballo alado de la mitología griega que adornará el árbol en el que se encuentra trabajando.
"Este árbol, por ejemplo, es un encargo de una familia española que vivió muchos años en México pero que ya se va a regresar a su país y me confió que recree en él parte de la vida que formaron aquí. Por eso este árbol tendrá a los miembros de la familia y algunos aspectos que la caracterizaban", señaló.
La inspiración para crear estos árboles vivientes, que pueden alcanzar precios de 5 mil hasta 50 mil pesos, señala el artesano, se deriva de ser un observador asiduo de la cultura mexicana, de la naturaleza y del amor que siente por sus dos hijos y su esposa.
El proceso de elaboración de una pieza es todo un ritual que se puede extender por dos meses dependiendo el tamaño del árbol, el que puede ir de los 5 centímetros hasta 7 metros, en pedidos especiales.
Primero le damos la forma al barro para formar la estructura del árbol, después le vamos colocando palitos de alambre para incrustar en ellos flores u otros adornos para que tengan movimiento y den la ilusión de que la pieza está en tercera dimensión, explicó.
"Posteriormente, continuó, colocamos las figuras que representarán al tema elegido, en los peldaños que se encuentran distribuidos en forma jerárquica en la pieza. Cuando ya tomó la forma que queremos, lo metemos al horno de gas para que se cosa el barro durante tres o cuatro horas".
Con la alegría reflejada en sus ojos, Soteno Elías afirma que la magia llega a su punto culminante cuando una vez terminado el horneado se da paso al proceso de pintura, donde colores como el rosa mexicano, el azul eléctrico y el verde limón comenzarán a darle "vida" a la pieza.
"Cuando inicié me dije 'tengo que hacer algo que me identifique' y me fui por el colorido. Algunas pinturas las adquirimos y otras yo las elaboro, las preparo y las combino y a la gente le han encantado mis piezas. Sin duda el colorido es algo que me distingue de los demás", señaló.
Una vez concluido todo el proceso de creación, el árbol está listo para ser recibido por su nuevos dueño o bien para recorrer el mundo en busca de admiradores.
"Para mí un árbol de la vida significa todo, porque yo he estado en contacto con los árboles desde niño, me atrevería a decir que desde el vientre de mi madre ya estaba en contacto con el barro. Dejas parte de tu vida en cada pieza", mencionó.
