Blair expresó "aflicción, remordimiento y disculpas" aunque limitó su mea culpa a "los errores" que su administración cometió antes, durante y después de la ocupación del Estado árabe.
"El mundo era y es un sitio mejor sin Sadam Husein", aseguró antes de identificar el principal detonante del resurgimiento del terrorismo islamista en las revueltas en el Magreb de 2011.
Asimismo negó que los militares caídos en la guerra en Irak entregaran sus vidas en vano.
"El evento decisivo fue la 'primavera árabe' … y la pesadilla de Siria hubiera ocurrido en Irak", aventuró en justificación a la operación de derrocamiento del entonces presidente iraquí.
El ex jefe del Gobierno británico habló en ocasiones con voz quebraba, conteniendo la emoción al afrontar las denuncias de las familias de víctimas de la invasión, que planean demandarle en los tribunales de Justicia.
"Comprendo su dolor y su ira pero deberían ponerse en mi lugar y entender por qué tomé la decisión correcta", se excusó.
Blair aceptó "plena responsabilidad de la decisión" y en la conferencia de prensa negó que los soldados británicos murieran por una causa injusta o injustificada.
"Nunca estaré de acuerdo en que su sacrificio fue en vano", respondió en referencia a sentimientos expresados por familias de militares británico.
Y añadió: "lucharon contra las fuerzas del extremismo y no puedo aceptar el criticismo implícito en la idea de que murieron en vano".