En el país latinoamericano se cultiva un máximo de 28.100 hectáreas de amapola por año, señala el informe firmado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y el Gobierno mexicano.
Se estima que la producción de goma de opio que se extrae de la amapola mexicana se elevó de 26 toneladas en 2013 a 42 toneladas en 2014, cuando el volumen incautado creció un 400 por ciento.
El Gobierno de México ha participado en el informe con fondos y recursos humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) y la Procuraduría General de la República (PGR).
Días después envió un proyecto de ley al Congreso para regular el uso medicinal de marihuana, elevar de 5 a 28 gramos la cantidad de cannabis para consumo personal, sin penalización, y liberar a decenas de miles presos por posesiones menores a ese rango; pero no mencionó la amapola.
Semanas después, el gobernador del montañoso estado de Guerrero (sur, con costas al Pacífico), Héctor Astudillo, del mismo partido del Presidente, llamó a incluir la amapola en el proyecto de regulación con fines medicinales, como poderoso analgésico contra el dolor de enfermos terminales.
La amapola tiene otra dimensión por su elevado costo como goma de opio, su demanda fundamental es el gran mercado de EEUU.
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Días después, el propio director federal de la Comisión Nacional contra las Adicciones, Manuel Mondragón, anunció oficialmente que se trabajaba en un estudio sobre los aspectos medicinales de la amapola.